Con gran emoción vi cuando mi pequeño hijo de siete años agarró mi celular, entró a YouTube y buscó la canción “Solo para ti” de Rafael Orozco. Cuando la cantaba “a grito herido” me dijo: “Oye papá, se han muerto muchos buenos artistas” haciendo referencia al Joe Arroyo y a la inmortal voz del Binomio de Oro. Que felicidad tan grande, un niño de su edad, reconoce el talento de dos gigantes que se fueron y nos dejaron grandes legados musicales.
Esto es de resaltar, más aún cuando estamos en la era del reguetón. Sin querer denigrar de este ritmo, ni ofender a sus adeptos, creo que le hace falta inspiración, de esa que le sobraba a los juglares de la costa norte de Colombia y a los éxitos salseros de épocas de antaño. Vivimos otros tiempos, es cierto, y pareciera que las nuevas generaciones están condenadas a distinguir sólo entre tres ritmos diferentes: el perreo suave, el perreo duro y el perreo más duro.
Los expertos melómanos sabrán explicar mejor que yo las diferencias abismales entre lo que escuchamos hoy en la radio y aquellos éxitos musicales que marcaron épocas doradas de la salsa, el bolero, y el vallenato. Por mi parte, quiero referirme al papel de la televisión en que niños de la edad de mi hijo tengan la oportunidad de apreciar otra clase de ritmos musicales.
El canal RCN y Caracol Televisión han hecho esfuerzos por investigar y apostarle a súper producciones que nos hacen conocer la vida y obra de grandes artistas que ya se nos fueron. Eso es de aplaudir. Refresca llegar del trabajo en las noches y encontrarse con historias producidas en los paisajes naturales de la costa Norte de Colombia con toda su riqueza cultural. En mi concepto, esa televisión tiene más mérito que el “humor pachuco” de series como “Casa de reinas”.
Sé que muchos de los que leen esta columna me dirán que lo mejor para tener una buena salud intelectual es no ver televisión, o al menos evitar a toda costa la televisión colombiana. Pero, nos guste o no, este es un medio masivo que tiene una influencia muy fuerte en la sociedad. Creo que en lugar de cegarnos a la posibilidad de que nuestros hijos vean televisión, debemos enseñarles a consumirla de manera responsable.
El consumo responsable, debería iniciar, por ejemplo, por valorar series bien hechas, con base en investigación, y que además rescatan ritmos musicales que ahora brillan por su ausencia. Pero ese no parece ser el común denominador de los colombianos. El rating así lo demuestra. El programa más visto hoy es El Capo, le sigue Casa de reinas, en tercera posición está Colombia´s Next Top Model, y en cuarto lugar aparece Rafael Orozco, el ídolo. Que mal gusto televisivo tenemos.
Ricardo Solarte OjedaDirector Creativo Antorcha, Cifras y Comunicación SAS
Periodista especializado en Economía y Negocios
Con especialización en Gerencia de Mercadeo Universidad EAN