Hace poco fui con mi socia a buscar un regalo de Navidad para un par de clientes. Pensamos inicialmente en un vino, pero no somos conocedores de las cepas y por lo tanto preferimos no correr riesgos, pues dicen que en materia de vinos no siempre el más costoso es el mejor. Entonces decidimos comprar una de las cremas de whisky más conocidas y de buena calidad.
Todo bien hasta ahí, pero creo que quienes comercializan licores deberían hacer un esfuerzo mayor a la hora de pensar en un buen empaque para sus productos. No es justo que una buena bebida no tenga una caja que la haga aún más atractiva y propicia para regalar.
En mercadeo el empaque es fundamental, pues muchas veces, tiene más importancia la presentación del producto que lo que viene adentro. En Colombia tenemos un buen ejemplo con las tortas Cascabel. Tienen un empaque con mucho diseño, que las hacen muy atractivas para regalar. No son baratas y quien las compra sabe que le están cobrando también la cajita.
Pero hay algo más revolucionario que me encontré en una gran superficie, y pienso, debe servir como ejemplo para los gerentes de mercadeo. Las fotos que acompañan esta columna son de empaques de boxer. Sí señores y señoras, es ropa interior para hombre, que como se puede ver, ahora viene empacada en un libro de historietas comic de Marvel, en una botella de la famosa cerveza Duff del programa Los Simpsons, y hasta en un frasco de aceite para motor.
Se les abona la creatividad a los gerentes de mercadeo de estas marcas. Salirse de los parámetros es algo que premia el mercado. Tener un empaque distinto y arriesgado llama la atención del consumidor y este es el primer paso para lograr la venta.
Pensemos en empaques que le agreguen valor a nuestros productos, algo que los vuelva únicos y que eleve la categoría de las referencias que manejamos. En muchas ocasiones no resulta costoso, pero sí muy rentable si logramos una mejor percepción de nuestro cliente.