Con sorpresa los seguidores de la Voz Colombia vimos cuando Juan Riveros, el consentido de Carlos Vives decide dar un paso al costado en plena gala en vivo. La producción del programa seguramente ya sabía que algo de esto podía pasar porque finalmente salió al aire.
Ante esto hay un ganador y un perdedor. Gana Juan por su acto de honestidad, pues no tenía nada que hacer con su propuesta artística ante la talla de cantantes a la que estaba enfrentado. Es un gran ser humano, sin duda, y como lo dijo el maestro Montaner, dio un ejemplo de solidaridad y hermandad.
Perdió Carlos Vives porque al momento de despedirlo trató de desmentir algo que fue claro para todos los televidentes, que su escogencia había sido por su amistad y no por su talento, pues sin ser experto en música, puedo decir que Juan nunca brilló en el escenario.
Vives también pierde porque reconoció que se equivocó como entrenador, ya que nunca supo escogerle las canciones que mas se acomodaran a su estilo, y para rematar, la salida Juan Riveros recordó la injusta eliminación de Sandra Serrato, que tenía méritos de sobra para estar en el concurso.
Bueno, esta columna está bastante farandulera, lo se, pero este caso sirve de ejemplo para hablar de la importancia de ser honesto con uno mismo y saber decir adiós a tiempo.
Se aplica en todos los momentos y escenarios de la vida. En un matrimonio por ejemplo, hay relaciones que se desgastan por años sin que se tome una decisión de fondo que solucione las cosas. Es cierto que no se debe botar la toalla a la primera dificultad, pero también lo es que hay cosas y personas que definitivamente no cambian.
En el campo profesional también es necesario “colgar los guayos a tiempo” y no esperar a perder el brillo para retirarse. En fin, decir adiós a tiempo es una actitud de madurez, de honestidad con uno mismo que se lo agradecen los demás, pero sobre todo, con el tiempo, se lo agradece uno mismo.
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Periodista especializado en Economía y Negocios Con especialización en Gerencia de Mercadeo Universidad EAN