Decían los emperadores romanos que al pueblo había que mantenerlo entretenido con “circo, pan y vino” ¿Para qué? Para que fueran felices, pero también para ser aclamados como dueños y señores del poder político.
Con motivo de la celebración de los 449 años de la fundación de Mocoa, no se sabe con que fin o propósito, para el próximo sábado 29 de septiembre, se anuncia la realización un partido de futbol con equipos integrados por reconocidas personalidades políticas y administrativas. Hasta aquí, todo bien. Pero cuando se supo que uno de los equipos estaría integrado por los dos parlamentarios del Putumayo, inmediatamente se dispararon los más diversos comentarios y especulaciones.
En el trasfondo, parece que el espectáculo esta concebido como un mecanismo para ambientar una futura alianza política que terminará por unir a los ayer tan enconados contradictores. Lo que se puede intuir es que al margen de sus particulares contiendas, los dos parlamentarios pueden terminar unidos para preservar privilegios y reglas del juego, incluso, con decisiones que van en contravía de la democracia interna del liberalismo que tanto claman sus miembros y simpatizantes en abierta oposición a la dedocracia imperante.
Por lo que se escucha, han decidido dejar el campo de competición del parlamento, caracterizado por la caballerosidad y la elegancia, para convertirse en jugadores de un equipo concebido para entretener por unas horas a un pueblo que tanta necesidad de obras tiene.
Comparto la propuesta de Miguel García, reconocido líder de los barrios del sur occidente, en el sentido de que en el parlamento deberían haber hecho lo propio para que el Estado asigne recursos a obras macro como la circunvalar para tráfico pesado o para construir una infraestructura que le garantice a los mocoanos un excelente servicio de agua potable. Obras son amores y no buenos espectáculos.
Así que: “Zapatero a tus zapatos”
Jaime Armando Erazo Villota, Miembro del Colegio Nacional de Periodistas Seccional Putumayo