Por: J. Kuarán
Las actividades de fumigación aérea de cultivos ilícitos ya se están realizando en Putumayo, aún a pesar de las terribles consecuencias que ello produce al medio ambiente, los cultivos de pan coger, la actividad pecuaria y la misma salud humana; debate que se ha dado constantemente y con pruebas fehacientes sobre la mesa, que han generado innumerables denuncias y demandas que a la fecha no se conoce respuesta o resultado de reparación alguna.
La fumigación aérea como política de Estado – de Estado Gringo por supuesto – ha sido difícil que la suspendan en Colombia una vez iniciada; así que, a no ser que exista una dirigencia política aguerrida y unida, acompañada de una movilización social y campesina valiente y decidida, que mueva los cimientos de las decisiones tomadas en Presidencia y ejecutadas por los Ministerios y la Dirección de Antinarcóticos, no vemos otra forma de evitar el daño ambiental y el atentado a la salud de los putumayenses afectados directa e indirectamente por este veneno.
Pero de igual forma hay que decirlo con claridad, el bajo Putumayo se debe comprometer a dejar de comportarse como pastorcitos mentirosos en torno a los cultivos ilícitos, no es justo que a estas alturas de madurez como región, después de haber pasado por innumerables sucesos trágicos y lamentables para muchas familias putumayenses y para la misma región, algunos aún sigan auspiciando la tolerancia y la complicidad con los cultivos ilícitos; todos conocemos las plagas apocalípticas que vienen detrás de los cultivos ilícitos, la descomposición social, la violencia fratricida, el narcotráfico como detonante y combustible de la guerra que ha marcado de por vida a cantidad de familias putumayenses, creo que debe ser la cuota suficiente para que la mayoría de nuestros paisanos del bajo Putumayo hayan aprendido la lección.
No es justo tampoco que hoy por hoy se estimule el estilo de vida de connivencia con la delincuencia, el creerse poderoso por compartir vida social con grupos delincuenciales, el creerse blindado por ser amigo de la delincuencia, el creerse mas valientes por fomentar la violencia, no es para nada saludable ni recomendable para una sociedad y sus caminos de futuro.
Porque no hay que decirnos mentiras, si el gobierno nacional tomó la decisión de la fumigación aérea, es por que los cultivos ilícitos han crecido en nuestra región, y unos pocos indolentes cultivadores de lo ilícito pretenden encubrirse en la movilización social y la denuncia pública de daños al medio ambiente y al pueblo putumayense para seguir con su negocio de muerte y violencia generado por el cultivo de la coca. A eso no hay que caminarle mis estimados paisanos del bajo Putumayo.
Se tiene que pensar en las generaciones venideras ya presentes en sus hogares, quienes no merecen la herencia de violencia que hemos fomentado en nuestra generación. Ω