Por: J. Kuarán
Hay locos que se pican a locos, hay locos que cuerdos son, hay locos que siguen a locos y hay locos que de verdad son, y como locos dicen somos, una lunática ficción les traigo hoy.
Por lo general los columnistas plasmamos en opinión los temas de interés y actualidad, o simplemente aquellas cosas que escondidas están del conocimiento general, otras muchas porque verdades a voces y en la boca de todos están y que por su relevancia una opinión necesariamente tendrán. Sin embargo existen temas que cual escritores a veces ficción son, producto simplemente de la observación o imaginación; porque es claro que si digo que lo he visto, loco seguramente van decir que estoy.
Y es cierto. Nuestra sociedad está formada bajo unos esquemas mentales que cualquier cosa, tema, objeto y/o actuar que se salga de esos rígidos cuadrados sociales y religiosos será visto como un desadaptado, extraterrestre, diabólico o simplemente loco; en nuestra región es mucho más acentuada esta mojigata situación, por ello para los que nos atrevemos a escribir desde columnas de opinión, ficción y hasta larga narración, como bicho raro seremos tratados sin compasión; a no ser que algún paisano cual García Márquez con sus locuras macondianas un premio nobel pueda obtener; o por el contrario completo lambón de las personas que están en el poder se pueda ser; ya que como por obra de Dios, del pensamiento, color, olor y/o sabor que tengan las personas del poder, la mayoría del pueblo resultan dispuestos hasta con paranoia mental a defender. Por eso hay temas que como NO están dentro de la formalidad acostumbrada y esquematizada de nuestra sociedad, es mejor expresarlos a manera de jocosidad.
Váyase usted a saber que dentro de estos largos puentes festivos con el tiempo que hay para vagar, hasta las estrellas uno se pone a mirar, encontrando cosas raras, espeluznantes y hasta interesantes dentro de ese cielo mar. Ahora van a decir que de donde sale la palabra cielo mar, pues simplemente para aquellos que fuera de esquemas mentales a veces estamos, la palabra mar nunca significara agua sino inmensidad, de allí el gran mar de estrellas que a veces nos perdemos por nuestra suerte al piso gimotear.
Bien pero al tema entremos ya de aquel sueño vespertino y prodigioso, cabe anotar eso sí y antes que sus mentes se pongan a volar, que jamás y nunca mi mente además y simplemente licor ha de probar, y como este sueño en plena sobriedad apareció sin forzar, he decidido a ustedes venir a contar.
Bueno ya “serios”, voy a decirles que producto de mi imaginación soñada, sin refutar ninguna teoría sobre los sueños – así que pueden pensar lo que mejor les convenga y parezca -; les voy a contar que lo visto, escuchado y soñado fue lo siguiente: Así como el Sol, según nuestra teoría humana, es parte fundamental de la vida en nuestro planeta, donde incluso lo ubicamos en el centro de nuestro sistema, y lo hemos denominado Sistema Solar; del cual el esquema mental enseñado rígidamente nos dice que el Sol así como nos da luz, vida y energía cósmica, también podría convertirse en nuestro verdugo planetario a través de los destellos y explosiones solares que últimamente nos vienen mostrando con más frecuencia; cosa que no va a suceder nunca, ya que el sol no es masa incandescente como nos la han enseñado, sino el producto de un exacta y bien planificada congruencia de energías, lo que refuta la teoría de cualquier implo o explosión. De igual forma existen civilizaciones interplanetarias que están plenamente convencidos y defienden su teoría que el planeta tierra es el centro de su sistema circunesferoidal y es la fuente de equilibrio del mismo; de allí las particulares condiciones atmosféricas y físicas que posee, por algo no es en vano que las ¾ partes o sea el 71% de nuestro planeta se compone de agua, que de igual forma más que el conjunto de simples elementos resulta la más poderosa energía condensada; además el planeta tierra alberga un sinnúmero de especies y otras que puede crear.
Preguntan ustedes porque se denominan civilizaciones interplanetarias y no extraterrestres, la simple respuesta es que estas civilizaciones si interfieren y deciden sobre varios planetas que son el conjunto complementario para que el de ellos o donde viven pueda mantener el espacio físico acorde a su vital existencia y necesidades; mientras tanto nosotros, la raza humana, apenas consumimos el nuestro, no hemos sido capaces ni de decidir, ni interferir sobre su continua involución forzada y deterioro; peor aún, somos simples observadores del universo más cercano y lineal, quiere decir que nuestra capacidad humana apenas nos permite ver el universo en línea recta, o sea, no hemos podido ver más que las pocas grandes estrellas muertas y otras en actividad que conocemos como planetas y no vemos el universo de la forma circunesferoidal como realmente es.
Pero allí no radica el fondo del asunto; porque si para nosotros es vital mantener nuestra propia supervivencia a costa de la vida de nuestro mismo planeta; para esas civilizaciones apenas somos considerados larvas vivas, inconscientes y en evolución, y para nadie es un secreto que somos plaga planetaria; de allí entenderán que en las actuales condiciones en que se encuentra su centro de equilibrio interplanetario – la tierra -, la interferencia y decisión de estas civilizaciones sobre la raza humana está pronta a suceder, como único medio de asegurar la supervivencia de sus civilizaciones, ya que son varias y varios los planetas donde interactúan. Y no será destruyendo el plantea como muchos lo pronostican y aseguran, ya que el planeta es una obra de vida y de propio equilibrio que incluso se irradia como fuente de interrelación de energía de varios sistemas, no lineales como nosotros los conocemos. Eso si en la tierra se acabaran las absurdas fronteras y continentes poderosos, para fundirse en un mar de posibilidades donde lo único poderoso es la misma tierra, cuyo poder y sabiduría vital nuevas formas va enfrentar, ese poder que nosotros nunca quisimos apreciar, ni respetar… El sueño es más largo, el final no es muy halagador y este espacio es corto, por eso hasta aquí les vengo a contar. Ω