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Cuatro millones de colombianos víctimas de la violencia causada por el conflicto armado, que Álvaro Uribe no quiso reconocer y 450 mil familias que podrán retornar si lo quieren a sus tierras, será la mayor bondad de la nueva ley de víctima y tierras, ejemplo único en el mundo en el inicio del nuevo milenio.
“Pero es que debieron pasar alrededor de cuatro años en el congreso colombiano” para que esa decisión trascendental tuviera su aprobación en Colombia. “Su máximo contradictor nunca reconoció que primero eran las víctimas y luego los victimarios”. Son algunas de las frases que acompañan con emoción lo dicho por el Representante Guillermo Rivera Flórez, ponente en la Cámara de Representantes de esa iniciativa que impulso y propuso el Partido Liberal pero que además avaló el gobierno de unidad nacional.
El Putumayo es uno de esos claros ejemplos. Tantas muertes y sitios considerados como sepulcros abiertos o fosas comunes que aún no se han exhumado existen como detenidas en el tiempo y las familiares esperan respuestas.
Desde los alrededores de 1985, cuando los grupos de “macetos” se disputaban los territorios con la guerrilla de las FARC y ELN en el departamento (zona del Azul, frontera y sitio predilecto de Rodríguez Gacha) y donde los muertos llegaban a las cabeceras de Puerto Asís y la Hormiga en camiones y volquetas y eran tendidos en los parqueaderos de los hospitales, como muestra de impotencia e incapacidad de atender esas cifras.
A finales de 1997 llegan los paramilitares al bajo Putumayo y como una de sus primeras víctimas se convierte el ex alcalde Alcibiades Enciso Galvis, quien es amenazado desde octubre siendo mandatario de Puerto Asís y en enero 30 un hombre, aparentemente ex militar lo asesina en Cali. El terror y el miedo se sembró en estos municipios y decenas y decenas de hombres y mujeres eran asesinados sin causa.
Policías, militares, sindicalistas, profesionales, mujeres, niños, curas, periodistas, servidores públicos han sido asesinados y hoy sus víctimas reclaman justicia, reparación y la paz para el Putumayo. Ha tarea en la que se comprometió este gobierno. Serán diez años y al final esperaremos si estamos vivos los resultados…2021 es la meta.