BioAamazonic SAS modelo empresarial de economía verde

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Andrea Tobar jamás pensó que el conocimiento ancestral transmitido por su papá, oriundo de la región de Sibundoy, Putumayo, sobre la semilla de Sacha Inchi, se convirtiera en la base de un proyecto empresarial estructurado con tres de sus compañeras de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de la Sabana

Este proyecto participará en el concurso del Bayer Encuentro Juvenil Ambiental – BEJA. www.beja.bayerandina.com


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Y es que Vanessa Prieto, Laura Ávila y Sandra Quintero, se convencieron de las bondades de esta semilla que crece como la enredadera del fríjol en la amazonía colombiana, especialmente en San Miguel, La Dorada y Orito en Putumayo.

Su nombre nace de los incas y se traduce como el maní del inca. En la jerga de la región el Sacha Inchi lo utilizan los campesinos e indígenas como primer recurso alimenticio y es un ingrediente más en la canasta familiar.

El aceite es extraído a través del prensado en frio de forma artesanal, así que lo utilizan para aderezos de ensaladas y complemento de su dieta. También tuestan las semillas y las consumen como vianda o la convierten en harina para hacer pan y tortas caseras.

Andrea les propuso a sus compañeras esta idea de empresa. Al investigar encontraron que en otros países como Perú se produce en forma industrial, se exporta, pues a pesar de que el consumo interno no es sobresaliente, su consumo en el exterior es creciente.


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Laura descubrió que es uno de los mejores aceites comestibles del mundo por su alto contenido de Omega 3 y 6 superior al del aceite de Oliva; por sus propiedades circulatorias y antioxidantes y porque previene algunas enfermedades cardiovasculares.

En países como Japón, Estados Unidos y Francia comenta “utilizan el aceite como ingrediente para la industria alimenticia y cosmética, además extraen el OMEGA 3 y lo incluyen como aditivo en salsas, aderezos, sopas de sobre y otros pasantes”.

Para Vanessa el siguiente paso era desarrollar la idea del negocio. “Queríamos un proyecto con enfoque ambiental y que fuera catalogado como empresa de economía verde.

Una empresa rentable y con aporte social que permitiese eventualmente contribuir con el objetivo de sustituir cultivos ilícitos en la zona amazónica”. Así nació BIOAMAZONIC como proyecto empresarial.

Con el apoyo del profesor Juan Pablo Correales del Centro de Emprendimiento e Innovación de la Universidad de La Sabana construyeron un modelo de negocio, en el que se plantea la traza, desde el momento en que el campesino produce y vende su semilla para meterla a la despulpadora, hasta llegar a la producción e iniciar operaciones con el Aceite Omega Gourmet.

“Posteriormente planeamos lanzar otras líneas como el Omega Amazonic en píldoras con altos ácidos grasos sin olor a pescado; el suplemento alimenticio Life Shot -para retrasar el envejecimiento; y otros energizantes para perder peso sanamente”, comenta Sandra.

Y es que esta semilla milenaria la descubrieron los Incas, quienes utilizaron el aceite como producto de belleza natural. También molían la viruta sobrante de la semilla y extraían las harinas como complemento para mantener la salud y alargar la vida.

“Queremos montar una industria de corte ecológico y social, y necesitaríamos inicialmente 27 millones de pesos para maquinaria. Toda la inversión inicial del proyecto cuesta cerca de 90 millones con una rentabilidad del 33.86 por ciento a cinco años. El punto de equilibrio está planeado para lograrse en el segundo año” concluye Vanessa.

El entusiasmo de estas cuatro emprendedoras las llevo a finales de 2009 a ponerse en contacto con el profesor Carlos Calderón, experto en aceites por más de 20 años. Gracias a su aporte obtuvieron mayores conocimientos y analizaron las propiedades de la semilla.

Encontraron por ejemplo que se puede extraer el aceite mediante un método que impide que éste pierda sus propiedades principales. “Se puede extraer nuestro producto sin necesidad de agregar químicos. De esta manera entonces, no se afectarían las propiedades físicas, dentro de las que se destacan la presencia de ácidos grasos omega 3, 6 y 9” explica Andrea.

La historia académica de cada una de estas cuatro universitarias permitió aunar esfuerzos y pensar en grande. Por eso se sienten a gusto madurando la futura empresa para la región del Amazonas.

Éste, es uno de los proyectos que concursará en la séptima versión de Bayer Encuentro Juvenil Ambiental – BEJA, que acaba de abrir su convocatoria invitando a los estudiantes universitarios a participar con proyectos sobre desarrollo sostenible orientado a negocios verdes.

Para apoyar la labor de muchos jóvenes colombianos que han logrado pasar sus proyectos del papel a fases de desarrollo como el de Bioamazonic SAS, el BEJA, tal como lo ha hecho en años anteriores, brindará la oportunidad a los 10 proyectos más destacados, de recibir apoyo y asesoría de las entidades que hacen parte del concurso en Colombia, como el Ministerio del Medio Ambiente, el IDEAM y el Instituto Von Humboldt, entre otras.

Dos jóvenes ganarán un viaje a Leverkusen (Alemania), con todos los gastos pagos este noviembre, y allí presentarán sus proyectos ante un auditorio en el que participarán estudiantes de más de 20 países, expertos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y directivos de Bayer. Las inscripciones se cierran el 22 de agosto.

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