Imponente salto desde donde se puede observar la inmensidad de la selva y también a Mocoa, enclavada en el verde de nuestras montañas.
Luego de un recorrido de aproximadamente 6 – 8 minutos en Moto o en Carro por la vía corta que conduce de Mocoa a Villagarzón, pasando la cancha de Futbol de San José del Pepino, se encuentra un desvío, que era la antigua carretera, alli, no muy lejos se encuentra el Puente sobre el Río Mocoa, y pasando el puente colgante a mano derecha, comienza el visitante a encontrar los avisos y señales que lo llevaran al Fin del Mundo.
El reto inicia con una leve pendiente por un camino estrecho y bien demarcado por el pasar de cientos de personas que constantemente visitan este sitio los fines de semana. Luego de 5 – 10 minutos, llega a la entrada, donde se encuentra un letrero indicando a los visitantes que el recorrido hasta el Fin del Mundo se realiza por una propiedad privada, del Sr. Jesús Guaca y Familia, quienes desde mucho tiempo atrás vienen realizando mejoras en el camino (arreglos, puentes, escaleras, etc) con lo que reciben por concepto de entrada. ($2,000=), además, ofrecen para los visitantes, sean en la casa de la Familia Guaca o sea arriba en la Cima, un delicioso almuerzo que puede ser Sancocho de Gallina de Campo, Pato, Sábalo o Cachama.
Para todas aquellas personas que quieren hacer el recorrido, Don Jesús les da una pequeña charla de que pueden y que no pueden hacer en su territorio, como por ejemplo el manejo de residuos, el seguir por los caminos especificados, etc.; ya sea que contraten sus servicios como guía, que ingresen y paguen la entrada o no. Además, les solicita el favor de dejar sus datos personales para llevar estadísticas del tipo de visitantes.
Comienza el camino, y Don Jesús comienza también con su historia acerca del sitio, él y su familia han vivido en estas tierras desde hace mas de 60 años, sus padres y sus hermanos antiguamente trabajaban la ganadería, el aprovechamiento forestal indiscriminado, la siembra de piña, crianza de animales de campo, etc.. y solo fue hasta hace unos años, que vieron la oportunidad que les brindaba el ecoturismo naciente en el Putumayo para cambiar de actividad productiva, y así poder sostener el verde de sus tierras que se estaba acabando por la tala indiscriminada de bosque naturales para ofrecer espacio al ganado y a los cultivos de piña.
Continuamos el camino, y don Jesús, con su costal al hombro y su machete en la mano, nos va indicando el camino; tomamos un desvio e ingresamos por un sendero que actualmente esta preparando, es empedrado y de muy facil acceso, tal parece que las grandes lajas de piedra las hubiesen puesto adrede como los antiguos caminos de indígenas en el Perú, los Incas.
A mitad de camino, don Jesús se detiene, baja su costal y saca una botella plástica de y nos ofrece la bebida de la región, la Chicha, fría y refrescante, para llenar de energía nuevamente nuestro agotado cuerpo y poder continuar con el reto de llegar al Fin del Mundo. El grupo esta compuesto por integrantes del diplomado de Fundamentos en la Prestación de Servicios en Ecoturismo dictado por Inesup con la coordinación de Corpoamazonía, 25 personas entre operadores turísticos, guías, cheff, administradores de hoteles, etc.; también, en el camino nos encontramos a una familia que va a conocer las maravillas de la naturaleza y dentro de este particular grupo se encuentra una señora de aproximadamente 77 años de edad, que según don Jesús Guaca – El Guía – y de acuerdo a sus estadísticas de visitantes, es la persona de mayor edad que visita el sitio. Por lo anterior, vamos al paso de ellos para estar pendiente de la salud de la Mayorcita.
En todo el recorrido se puede observar muchos árboles nuevos, que pacientemente la familia Guaca a sembrado en el transcurso de los últimos 10-15 años, con el fin de reforestar con especies nativas el daño hecho, antes de comenzar con el ecoturismo; también se encuentra una que otra mata de Piña.
De fauna, muy poco pudimos observar, pero se nota en el camino los hoyos hechos o por armadillos o por osos hormigueros, los cantares de los pájaros se escuchan no muy lejos del camino, mas sin embargo, es placentero pasar por estos senderos en silencio con el fin de llenarse de la buena energía que ofrecen estos espacios naturales.
Ya en la cima, antes de comenzar a bajar, sentados en una pequeña caseta de madera, con techo de zinc – hecha para el descanso de los visitantes y con la posibilidad de resguardarse de un aguacero – don Jesús nos indica que hasta este sitio es el camino, hasta aquí llegan las bestias (caballos de carga), y de aquí comienza un sendero hecho únicamente para los visitantes, mejorando la antigua trocha, ubicando algunas escaleras y puentes, para que personas como la Mayorcita de 77 años pueda llegar hasta el Fin del Mundo.
Luego de 10 minutos de marcha, llegamos a una especie de piscina natural, donde la gente descansa y metros mas abajo, se encuentra la primera laguna en la que se puede disfrutar de un placentero baño de agua fría en las verdes aguas del Dantayaco.
De acuerdo a don Jesús, El Dantayaco toma su nombre de las Dantas, que perseguidas por los cazadores en tiempos ancestrales, ingresaban a las aguas de este río para protegerse de los perros de caza. Ahora, en el siglo XXI, ya no quedan Dantas en el sector, las únicas de su especie que aun se pueden observar están el CEA de Corpoamazonía.
Siguiendo el recorrido del Dantayaco, llegamos a un pequeño salto o cascada que se funde en su caída con una majestuosa laguna donde los turistas nuevamente pueden disfrutar de un placentero baño.
Metros abajo, el río comienza su recorrido por entre las piedras, para llegar a un sitio donde el agua en rompió la piedra y pasa debajo de ella dando así forma a un puente natural de piedra, para luego llegar a una última laguna y posteriormente a la caída que forma el Fin del Mundo, un salto de aproximadamente 70 – 80 metros en caída libre, desde la cual se puede divisar a lo lejos a Mocoa.
Los turistas, con cuidado se pueden acercar al borde y observar el fondo de la caída, tomarse fotos, o simplemente, disfrutar en silencio del maravilloso paisaje que nos brinda este magnífico sitio.
Hasta hace unos meses atrás, el llegar al Fin del Mundo era un verdadero reto, ya que no habían caminos ni senderos seguros para llegar a él. El reto de la Familia Guaca, fue ofrecer un mejor servicio realizando algunas construcciones básicas como puentes, pasamanos, escaleras, casetas para descanso, que ofrecen al turista una mejor oportunidad de conocer este atractivo turístico, al cual, como pueden ver, llegan personas de todas las edades.
Llegamos al Fin del Mundo…,
Si quiere conocer este lugar, escriba a territorio@miputumayo.com.co o por Teléfono Movil (Celular) al 311 5563190