Se cumple un año de la tragedia de Mocoa, así sobreviven las familias

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Tras un torrencial aguacero de más de 3 horas, el 31 de marzo a las 11:30 de la noche, la quebrada Taruca se desbordó desde lo más alto de Mocoa y una gigantesca ola de rocas y tierra inundaron los ríos Sangoyaco, Mulato y Mocoa, que atraviesan el municipio. Se vivieron momentos de pánico mientras los habitantes de la capital del Putumayo intentaban salir de sus viviendas para salvar sus vidas.

A su paso, las rocas se llevaron casas, colegios, y los sueños de los habitantes del municipio. La cifra final que entregó el Gobierno es de 336 muertos, y más de mil damnificados. Un año después se respira un ambiente de desesperanza en el municipio, cuyos habitantes aseguran que han sido olvidados por el Estado y dan fe de que los muertos son muchos más, al igual que los desaparecidos.

Hoy más de 20 familias han regresado a vivir a las ruinas del barrio San Miguel a falta de ingresos para pagar arriendo. En la tienda Artesanías Rosita, 25 mujeres tejen sombreros de Iraca para alimentar a sus hijos.

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Los beneficiarios de las primeras 100 viviendas que el Gobierno entregará en abril, tras un año de la avalancha en Mocoa, aseguran que les han advertido prohibiciones como tener mascotas o desarrollar sus negocios en las nuevas casas, lo cual no les permite recuperarse económicamente.

Rosa María Erazo de 75 años vive en la misma casa donde sobrevivió la avalancha hace un año en el barrio San Miguel, borrado por las rocas que trajo el río Sangoyaco. Cuando a las 11:30 de la noche del 31 de marzo los vecinos gritaron “¡avalancha!” ella subió con su madre de 100 años y sus hijas al segundo piso donde pedían a Dios por sus vidas.

Cuando pasó el primer grupo de rocas su casa fue la única que quedó en pie por lo cual los vecinos corrieron a golpearle. Ella dejó la puerta abierta y entraron decenas de personas que oraban y lloraban llenos de pánico.

“Ese día fue el más duro de nuestra vida, nunca habíamos pasado algo así, eso es de no acordarlo. Estaba en el segundo piso de esta casa, nos salvamos 180 personas que se subían por las gradas, teníamos las puertas abiertas, había niños, jóvenes, mujeres con niños de brazos y ancianos”.


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Rosa María se dedica ahora a fabricar sombreros iraca junto a su familia. Nunca pensó que haría esto para sobrevivir ya que fue el pasatiempo que les enseñó su madre a ella y sus hermanas cuando eran niñas.

“Vimos que era lo único que sabíamos hacer ya que perdimos todo, y nuestros trabajos. Aquí fabricamos los sombreros con mis dos hijas, mi hermana que enseña y mi mamita, María Georgina Cabrera que cumple 101 años el 13 de mayo nos vigila. Ha venido gente de otros países y les gusta el trabajito que es manual y nos compran sombreros y bolsos”.

Aunque Rosa y su familia figuran en los beneficiarios que recibirán vivienda, ella asegura que se verán perjudicados por las condiciones impuestas: “No nos dejan tener el taller da trabajo ni mascotas, entonces no sé qué vamos a hacer, de esto vivimos”, dijo la habitante de Mocoa.

Tomado de : BluRadio


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