El verdadero homenaje póstumo en Mocoa lo hicieron sus propios familiares, vecinos y amigos entre lágrimas y flores

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Por: Alberto Lleras Fajardo- Marzo 31-2018

Asistir hoy al más sencillo, pero grandioso y significativo homenaje que los familiares, amigos y vecinos de las personas que fallecieron hace un año exactamente por la avalancha de la quebrada la Taruca, fue entender en pocas palabras la poca significancia que seguramente tuvo para los Entes Departamental, Municipal y Nacional la homilía y el derrame de flores sobre la quebrada La Taruca donde se quiso expresar el sentimiento de dolor y la búsqueda de paz interior para el corazón y el alma de los seres vivos que aún no han encontrado tranquilidad en sus vividas, por la ausencia de sus familiares que el río les arrebató abruptamente aquella noche trágica que enlutó a Mocoa para siempre.

Digo esto porque personalmente llegué al punto de la conmemoración y pensé encontrar unos honores póstumos al más alto nivel donde debió haber estado el compromiso de todo el componente Institucional local, regional y nacional pero no fue así. Pues las razones no las sé y ni me las quiero imaginar; pero a pesar de eso vuelvo a decir que entre tantos alardes de conmemoración para las personas fallecidas y desaparecidas este fue el mejor en su esencia y significancia y no hubo otro igual .

Aquí todos lloramos, e igualmente entre la multitud encontramos lágrimas de tristeza y desesperanza por aquellos que ya no están aquí hubo Madres, Padres, Hijos, Sobrinos Tíos, Vecinos y Amigos con sus miradas tristes ancladas sobre la hoy aparentemente “inofensiva Taruca” que se les llevó lo mejor de su existencia. Sin embargo, en el ambiente quedó la sensación de que este homenaje floral sobre La Taruca afloró el desahogo y fue el escenario propicio para literalmente gritar tanto dolor.


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Si Las flores que se lanzaron hoy sobre el río pudiesen hablar, en su recorrido dejarían las voces de tantas personas que en su alma no logran encontrar la calma, pero hoy también el río se las llevó y se fueron esfumando en la inmensidad.

Este medio informativo envía un merecido reconocimiento para Sigifredo Arciniegas, sus colaboradores, al Sacerdote Álvaro Luna de la Parroquia Inmaculada y a las familias de los afectados que tuvieron la voluntad y la gran iniciativa de organizar este homenaje póstumo de las flores sobre el rio que Yo catalogo como la más grande conmemoración alguna que se haya podido observar durante este día del primer año de la tragedia de Mocoa.


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