Los desaparecidos que dejó la avalancha de Mocoa

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Por: Camilo Hernández M.

Encontrar a su hijo. Esa ha sido la razón por la que Sandra Muñoz, de 31 años, se la ha pasado viajando por todo Putumayo durante los últimos 12 meses.

No solo ha recorrido los 1.263 kilómetros cuadrados que tiene Mocoa. En los municipios de Villagarzón, Orito y Puerto Asís, entre otros, ha dejado huella. Pero su búsqueda ha sido infructuosa.

Jheison David Bustamante Muñoz, su hijo, es una de las 76 personas que desaparecieron tras la avalancha que se registró en Mocoa entre el 31 de marzo y el 1 de abril del 2017, y en la que 333 personas fallecieron.

Jheison Bustamante
Jheison Bustamante tiene, actualmente, 9 años. Foto: Archivo Particular

Lo raro, dijo Sandra, es que hay muchos testigos que aseguran haber visto a Jheison en el albergue del ITP, uno de los cinco que se pusieron en funcionamiento a raíz de la tragedia.


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El pequeño, además, apareció registrado en un listado de sobrevivientes que publicó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf). “Eso fue una luz para mí, pero después el niño se perdió. Y nadie da razón de nada”, contó.

Lo que le aseguró el Icbf es que si los datos de su hijo aparecieron fue porque los proporcionó un familiar. “O alguien que me conocía muy bien”, agregó ella.

Mi hijo está vivo y yo sé que va a aparecer

De la noche de la tragedia, recuerda que la avalancha se llevó la casa en la que vivía en arriendo y a su esposo, Luis Lara. Ella se salvó porque, después de ser “arrastrada unos 100 metros”, se resguardó en una casa de dos pisos.


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Tuvo que ser remitida a Popayán por una herida en una de sus piernas. Allí permaneció 17 días. Desde su regreso a Mocoa, se ha dedicado a buscar a su niño, quien “acaba de cumplir 9 añitos”.

La semana pasada, interpuso una denuncia por la desaparición de Jheison, en la que anexó siete testimonios de quienes afirman que lo vieron.

“Mi hijo está vivo y yo sé que va a aparecer”. 
Con la ayuda de Dios lo voy a hallar”, señaló, mientras contaba que a él le gustaban las matemáticas, montar bicicleta y jugar fútbol. “Su sueño es ser como (Lionel) Messi y James (Rodríguez)”.

Un cuerpo perdido

Iván Rosero Cárdenas sonríe, saluda, abraza, habla con todos. Nadie lo nota, pero en él aplica, y mucho, aquello de que la procesión va por dentro.

Dilan Rosero
Dilan Rosero tenía 3 años cuando murió. Foto: Archivo Particular

El alud se llevó lo más preciado de su vida: su hijo, Dilan Nicolás Rosero, de 3 años. Y lo que es peor: lleva un año intentando encontrar el cuerpo del pequeño, porque se perdió.

“Lo que tengo no es alegría. La felicidad que me daba mi hijo era algo único”, manifestó.

Dilan murió mientras Jonathan Diago, miembro de la Defensa Civil y cuñado de Iván, intentaba rescatarlo. Ambos fueron halados por lodo.

Las dificultades comenzaron cuando la familia quiso reconocer los cuerpos. Unos tatuajes fueron la clave para encontrar a Jonathan, pero el niño no tenía “ni lunares ni cicatrices que ayudaran” a identificarlo. 

Siguiendo una corazonada, el padre pidió a Medicina Legal pruebas de ADN con dos cuerpos. Un par de meses después, los resultados fueron negativos.

Lo que tengo no es alegría. La felicidad que me daba mi hijo era algo único

Iván notó que la entidad cometió un error: los exámenes se hicieron con cuerpos de un serial diferente a los que él había escogido. Y pidió nuevos análisis.

Otro par de meses pasaron y “de nuevo negativo. Yo no entendía por qué, esos cuerpecitos eran los que más se parecían a mi Dilan”.

Cuando perdía las esperanzas, Medicina Legal le dijo que habían olvidado mostrarle un cuerpo que tenía un serial de levantamiento cercano al que le dieron a su cuñado. Así que regresaron las ilusiones y ahora espera esos últimos resultados.

“Mi homenaje para Dilan es crear un club de formación deportiva para niños. Será gratis para quienes sean de bajos recursos”, contó Iván, quien espera, por fin, despedirse de su hijo.

CAMILO HERNÁNDEZ M.
Redactor EL TIEMPO

Tomado de : ElTiempo


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