Curaca Cofán en aprietos

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por Margrit Jütte  (2)

Taita Querubín

En el año 2000 me encontré por primera vez al Taita Querubín Queta Alvarado en un pequeño asentamiento Cofán sobre el río Guamués (Departamento del Putumayo, sur de Colombia) y tomé yagé (3)  con él. Este viejo simpático, que es reconocido como destacado curaca (4) entre los Cofánes y en su país, Colombia, cantó los más poderosos cantos de yagé que yo haya escuchado, y por cierto supo tocar en guitarra unos blues bastante aceptables. De él se ha dicho que es uno de los últimos verdaderos maestros curacas, que no solo había pasado decenas de años recibiendo formación como cantor de yagé directamente con los espíritus, sino que también había aprendido a transformarse en jaguar. Ese arte tan particular se ha vuelto extraño por que nos encontramos en una nueva época. La selva pierde más y más su fuerza originaria a causa de la avanzada “civilizadora”, e igualmente la planta de yagé se va debilitando a medida que aumenta su traslado masivo del nicho amazónico. Así es al menos, como me lo explicaban algunos de mis amigos Cofánes del río Guamués con quienes conviví todo un año (2005/2006).

A pesar de todo lo que le ha tocado vivir al Taita Querubín en sus cerca de cien años, siempre me deslumbra en él esa confianza y amistad que me sorprende y conmueve, pues quienquiera que haya sufrido con su pueblo tantos golpes dolorosos por el contacto con el mundo “civilizado” tendría más que motivos para desconfiar de los enemigos “blancos”. Si, hace tiempo los Cofán están en aprietos, en efecto, su historia está marcada por la presencia de buscadores de oro maquinadores y desalmados, por los misioneros y los barones del caucho, por la esclavización, por el desplazamiento y por el confinamiento obligatorio en los internados católicos. El inicio de la explotación de petróleo en el departamento del Putumayo en los años sesenta fue también el inicio de una explosión poblacional en la región, ligada a su vez a una destrucción masiva del medio ambiente. Luego vino la coca y con esta planta la guerrilla y los paramilitares. Por último, el conflicto armado en curso llega con el Plan Colombia, promovido por el gobierno norteamericano bajo el lema “guerra antidrogas”. Los efectos de este para los primeros años del siglo han sido francamente devastadores para toda la población y el ecosistema de la región del sur de Colombia.


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Desde el punto de vista de muchos Cofánes, su cultura no existiría hoy de no ser por el yagé, su planta sagrada, cuyo manejo conocen desde hace muchas generaciones. Los curacas son las personas centrales en todas las ocasiones en la que hay un uso del yagé. A través de esta planta ellos se comunican con los seres no humanos (espíritus) en varias de las capas de su cosmos, bajo los efectos del yagé utilizan sus poderes expandidos con distintos propósitos –el diagnóstico de enfermedades tanto como su curación – y a la vez por intermedio del yagé acceden a un potencial de transformación (5) . Para los habitantes de los poblados Cofán, el consumo regular de yagé favorece la salud, limpia, y al interior de los rituales presididos por un mayor 6 o sabedor, trasmite conocimiento cultural.

En la actualidad, en Occidente se utiliza la planta alucinógena del yagé (ayahuasca) principalmente dentro de los círculos neo-chamanísticos, al igual ultimamente que entre los representantes y miembros de la Terápia psicolítica7 como si fuera el nuevo “El Dorado” 8 , el producto cura-todo, lo que con seguridad no es 9 . Ya para comienzos de este siglo Taita Querubín ocupaba titulares en diversos medios, cuando desfiló ante la Casa Blanca en Washington, al lado de otros representantes indígenas en protesta contra el intento de patentar su planta sagrada, la ayahuasca. En estos días, el nombre de Taita Querubín vuelve a difundir su circulación por internet, los periódicos y la televisión:

Documentos polémicos

Desde hace un tiempo, una empresa de nombre Ayahuasca International ha ganado notoriedad gracias a una agresiva campaña de mercado. Fundada por el argentino Alberto Varela, en varios países ofrece sesiones de yagé, y él mismo brinda una formación de terapeutas que administran ayahuasca regularmente, con lo que desencadenan una especie de Psicólisis10. La duración de la formación, el formato de las sesiones de ayahuasca y el modo de promocionarlos no corresponde en ninguna medida a la ética de uso de yagé de los Cofán, y no corresponde en nada al tiempo de aprendizaje con los especialistas de Yagé de este grupo indígena. Más aún, Varela se remite a dos documentos firmados por el más alto jerarca, Taita Querubín, en los cuales aparentemente Varela estaría autorizado en cuanto discípulo de Taita Querubín para administrar ayahuasca por el mundo y para dirigir rituales. En una toma de posición pública, esos documentos fueron categóricamente declarados como falsos11, tanto por unos representantes de los Cofánes como por el propio Taita Querubín, declaración respaldada por numerosos investigadores12. El asunto se puso aún más complicado cuando un nieto del Taita Querubín declaró que su abuelo fue obligado por unos dirigentes políticos Cofánes a afirmar públicamente que los documentos de Varela eran falsos.


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Aprendizaje entre los Cofán

Un período de aprendizaje con Yagé entre los Cofánes no tiene nada que ver con una salida ocasional de fin de semana, sino que consiste en la dedicación de decenas de años. Antes que un tomador inicie su propio proceso de aprendizaje, ya habrá estado tomando yagé regularmente varios años, entre dos y tres veces por semana.

Las fases intensivas del aprendizaje van acompañadas por dietas estrictas, toma de otros enteógenos y fases de aislamiento en la selva. Apenas entonces llega uno a ser un sabedor, o un conocedor que “sabe algo”, y mucho después y sólo eventualmente a ser alguien que “sabe mucho” o incluso y definitivamente alguien que “sabe muchísimo”. El concepto de curaca o taita13 expresa el más alto respeto dentro de esta jerarquía de conocimiento, que para los Cofánes se corresponde con la ciencia. Esta ciencia es descrita por mis amigos Cofán como ”muy profunda” y “silenciosa”; pues se considera que quien mucho habla sobre su conocimiento no es mucho lo que sabe. Aquí la velocidad que lleve la adquisición del conocimiento es realmente un asunto individual, y definitivamente es la planta Yagé la que lo define. Si bien es el Yagé el que se considera como el propio maestro, no es impensable que el aprendiz14 bajo la tutela de un sabedor experimentado no se pierda en medio del proceso, por lo complejas que son las pruebas. Las condiciones para un novicio ideal son un buen estado físico y estabilidad mental. Durante el tiempo de aprendizaje, no son recomendables en general ni el afán ni la ambición, que son más bien contraproductivos al mismo aprendizaje. Los asuntos del yagé se han de sobrellevar con silencio y paciencia. Esto se diferencia de la concepción occidental de una “carrera espiritual” y del empeño en un cierto escenario, donde actualmente uno de cada dos quiere volverse chamán tan rápido como sea posible.

El conocimiento que uno adquiere durante varios años o décadas de tomas periódicas no es un conocimiento intelectual sino uno adquirido corporalmente. Además, esto conlleva una cierta ambivalencia, en cuanto puede ser destinado tanto para curaciones como para hacer daño a otras personas. En todo caso, la formación como curador resulta más difícil que la del brujo, el camino de la brujería sería el más fácil.

La planta de Yagé, que fue antiguamente legada a los Cofánes por el “Dios Sol Chiga” es considerada un ser viviente como un Dios, con propiedades humanas y ambivalentes: aparece de un lado como amorosa y curativa, y de otro lado como salvaje e impredecible; incluso hasta cruel, pues en ocasiones exige demasiado a sus novicios. Además, es vista como sumamente delicada, por lo que todas las cosas del yagé (como el cultivo, la cosecha y preparación etc.) son igualmente delicadas y requieren manejo bajo reglas especiales. Y en ocasiones el yagé puede ser ‘engañoso’: Esto quiere decir que el yagé hace ver cosas que no son verdaderas para poner a prueba el corazón de las personas. Un amigo tomador cofán me dio un ejemplo, que en relación con esto en su poblado se celebraba muy seguido y a eso corresponde a lo que designa Adelaars como «trampa del Ego o del poder», en la que tanto ayahuasqueros tradicionales como curadores de yagé occidentales ocasionalmente caen en la trampa( 15) :

“El yagé te muestra de manera falsa que tú ya tienes una corona de plumas, incluso hasta más grande que la del Taita que dirige ese ritual, y hasta ya tienes más collares de dientes de jaguar y los más poderosos cantos de yagé. Piensas que ya estás muy adelante y sabes y eres superpoderoso, y puedes curar gente. Ahí debes mirar muy bien en tu corazón a ver si eso es realmente cierto. Así es fácil vivir engañado, meterse en una película y no despertarse de eso. Mucha gente en las ciudades vive engañada, cargan más collares que los mismos viejos taitas y se comportan como que si fueran no se quien, y de ahí que no sepan absolutamente nada.” 16

Coronas de plumas, collares usados en ritual, manojos de hojas de sanganga (también wairasacha) para tratamientos curativos, así como otros objetos rituales han de ser otorgados en fases avanzadas del aprendizaje a los novicios desde el mundo del yagé, personalmente por los yagé a’i, que es la gente del yajé, los espíritus que viven en el interior de la planta de yagé. Es decir, que «hay que ganárselos». Uno no puede comprarlos por ahí y simplemente ponerselos para usarlos. Igualmente sucede con los cantos de yagé, que en todo caso provienen del espiritú de la planta y en ningún caso pueden ser aprendidos por imitación.

Nuevos tiempos, nuevos desafíos

Los Cofánes son bien conscientes que los nuevos tiempos demandan nuevos modos de avanzar. Es así como hace cerca de quince años, en los centros urbanos de Colombia hay un nuevo noviciado de los Cofánes, en cuya creación han tomado parte renombrados curacas Cofánes 17. Aunque al respecto ocasionalmente hay diferencias de posición entre los curacas sobre el contenido y la forma de la transferencia de conocimiento, de todas formas este nuevo tipo de noviciado está marcado por un tiempo de aprendizaje de varios años y la observación de reglas precisas.

Cuando hoy los directores de centros neochamanísticos de Ayahuasca creen que las tradiciones indígenas son muy «estrechas» y que con tantas reglas quieren «dar miedo» para insistir en un monopolio de poder18, entonces de lo que aquí se trata claramente es de un malentendido cultural. Para los Cofánes y varios otros grupos indígenas, su relación con la ayahuasca corresponde a un legado cultural; han conseguido saber bien lo que hacen, y en su manejo de este poderoso enteógeno no están haciendo otra cosa que asumir plenamente su responsabilidad. A los ojos de los Cofánes, los neochamanes occidentales que hacen los llamados cursos expréss de manejo de Ayahuasca para hacer feliz al mundo con su presunto saber curativo, no son más que jovenzuelos irresponsables que no habrían de andar sueltos tratando con gente. De todas maneras, hay que mencionar acá que hoy en día (y seguramente antes también) hay una cantidad de charlatanes indígenas

En un conflicto como el que actualmente existe entre los Cofánes y Ayahuasca International y que puede señalarse como sintomático de la creciente difusión global de la ayahuasca, se reflejan ciertos temas fundamentales que seguramente no son nuevos: los occidentales llegan y se apropian, usan y mercadean como ya hacían en la conquista, sin consideraciones por la herencia cultural de los pueblos indígenas. Los indígenas vacilan ante los nuevos tiempos, los nuevos desafíos exigen nuevas respuestas, entre el reconocimiento de la tradición y la apertura para la transformación, incluso por momentos cooperan con formas de un nuevo imperialismo espiritual19. A la vez se sienten ignorados y se disputan entre ellos en este dilema, que de nuevo perjudica su propia supervivencia socio cultural.

Personalmente no tengo una solución para esta problemática. Y da igual si, de ser ese el caso, consiguió Alberto Varela esos documentos y en qué condiciones lo hizo, si Ayahuasca international u otros empresarios20 de la ayahuasca obsesionados con la publicidad dominante y sin fundamentos en la base, en el futuro consiguen o no afluencia de clientes da igual, le deseo al taita Querubín una muy larga y tranquila vejez. Bendiciones Taita!

Descargar Curaca-Cofán PDF

Margrit Jütte  (2)

Doctora en Filosofía y Antropóloga Cultural de la Universidad Philipps de Marburgo, Alemania. Investiga desde hace 20 años sobre el uso del yagé (Ayahuasca) en Colombia.

Para la traducción al español agradezco a Dr. Camilo Robayo (Universidad Nacional, Bogotá) e Isabel Cote @chavainspace mi hermana en Colombia

 


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