Tráfico de influencias en Mininterior

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Uriel Ortiz Soto Foto: Semana.com
Uriel Ortiz Soto Foto: Semana.com

Es preocupante que encontrándonos ad portas de firmar el nuevo acuerdo de paz, en el Ministerio de Interior, uno de sus principales promotores, existan altos funcionarios que se estén prestando para el tráfico de influencias; siempre hemos sostenido a través de nuestras columnas que la corrupción pública o privada, es más grave que la subversión armada y peor cuando es ejercida inescrupulosamente desde las esferas del poder por altos funcionarios del Estado.

El caso al cual nos referimos ocurre en el departamento del Putumayo y sus municipios, cuyos tentáculos administrativos se mueven por la politiquería y la corrupción, lo más grave con el mal ejemplo de altos funcionarios que no respetan la dignidad de sus cargos para influir en la adjudicación de contratos, que muchas veces debido a la lenidad de sus actores, no los cumplen o si son contratos de infraestructura resultan de mala calidad o se convierten en elefantes blancos.

En todos los departamentos de Colombia, existen obras de infraestructura que se plasmaron en obras inconclusas, de mala calidad o elefantes blancos, puesto que al ser contratados con la etiqueta del: C.V.Y, – cómo voy yo-, con mordidas y mermelada de funcionarios públicos, se convierten en obras expósitas que se desarrollan al vaivén del que más ofrezca, puesto que son contratos que no tienen dolientes, ni en la empresa pública, ni en la privada.

En nuestro poder existe una grabación donde se escucha muy claramente cómo el doctor Guillermo Rivera, viceministro del interior, se compromete con el contrato No. 508, firmado entre el Ministerio de Interior y el contratista: Luis Fernando Vitery, con el fin de prestar asistencia técnica para apoyar a la dirección de gobierno y gestión territorial, en el impulso y desarrollo de las políticas de seguridad y convivencia ciudadana, en todo el departamento del Putumayo incluidos sus municipios.


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Si bien este contrato puede ser de beneficio para el departamento, sería muy importante que los organismos de control nacionales y departamentales, le hicieran una auditoría con el fin de verificar si se cumplieron con los estándares de calidad, puesto que como siempre ocurre en este tipo de situaciones, todo se va por los despeñaderos de las componendas y la corrupción, siendo al final las comunidades las más perjudicadas.

Sobre este mismo contrato también existe en nuestro poder los documentos con la versión del contrato, donde queda plenamente demostrado que la grabación no miente, puesto que se puede confrontar entre lo oral y lo escrito, no existiendo ninguna diferencia frente a los compromisos que adquirió el doctor Rivera, viceministro del interior, con el contratista: Luis Fernando Vitery.

El departamento del Putumayo, uno de los más ricos del País, por sus recursos naturales y medioambientales, pero, lamentablemente azotado por la violencia guerrillera, paramilitar y del narcotráfico; tiene el deseo de sus habitantes de sacarlo adelante con el nuevo acuerdo de paz, que se está implementando, siempre y cuando sus líderes entren en razón, ejerzan el derecho de pertenencia y no se dejen arrastrar más por las pasiones políticas, encausando a su departamento por la metas del desarrollo y del progreso.

Es entendido que señor Presidente, se encuentra ad portas de nombrar gobernador encargado para el departamento del Putumayo, puesto que su titular se encuentra en serios problemas y próxima a ser destituida por la procuraduría; como consecuencia de todo esto, debe designar a un ciudadano probo que interprete el querer popular y las necesidades básicas de este departamento, puesto que es muy sencillo: encontrándonos en la antesala del posconflicto, es el nuevo gobernador encargado quién deba tener la suficiente visión para presentar un diagnóstico  social lo debidamente soportado técnica y presupuestalmente, con el fin de empezar a estructurar los proyectos productivos posconflicto que tan importante región de Colombia requiere.


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Una vez firmado el nuevo acuerdo de paz, empezaremos a ver a los reinsertados y desplazados regresar a sus bases de donde fueron despojados por la violencia guerrillera y paramilitar, por lo tanto el nuevo gobernador debe tener pleno conocimiento de lo que es tan delicada problemática social, puesto que los ojos del mundo estarán latentes en sus nuevas fases de desarrollo y no se pueden admitir nichos de corrupción en sus nuevos procesos, puesto que iría en contra del principio de la razón y la lógica, frente al nuevo acuerdo de paz.

Esperamos pues que para estos casos el señor presidente escuche a sus líderes cívicos y comunitarios, antes de tomar una decisión para nombrar el gobernador encargado, que en honor a la verdad deberá ser un verdadero intérprete de las necesidades básicas de tan rica región de la Patria.

Es menester que todo se haga dentro de la observancia de identificar el recurso humano frente a los diferentes procesos de desarrollo, que como hemos dicho, el departamento del Putumayo lo tiene todo, empezando por ser una región petrolífera y con una inmensa posibilidad der estructurar proyectos productivos integrales, con el fin de generar empleos directos e indirectos en la etapa posconflicto.

*urielos@telmex.net.co

Fuente : Semana.com


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