Los polos de opinión se atrincheran por la paz de Colombia

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Silvio López
Silvio López

Por: Silvio López Fajardo  

En el momento de que se firmó la iniciativa de Paz entre la FARC y el Estado Colombiano, me encontraba sobre el río Putumayo en la Maloca Hembra del Resguardo Indígena el Refugio, del pueblo Murui  y una voz de un joven indígena tipo ocho de la noche manifestó en un grito:“se acaba de firmar la paz”, era la noticia del día o del año o de la actual década.

Antes de la noticia de la Paz, una noche mambiando o masticando coca y tabaco con los mayores y algunos de la comunidad, me preguntaron: ¿qué opinaba de la paz?, les manifesté que era una gran oportunidad para todos los colombianos, siempre en cuando el Estado y las FARC cumplan con sus propuestas y si no cumplen los compromisos el proceso de paz estaba en riesgo y que el pueblo colombiano no volvería a creer ni en la FARC, ni en el Gobierno y por mucho tiempo el anhelo de paz se vería marcada por una cicatriz de una nueva lucha social sin sentido, es por ello que esta paz debe estar rodeada de la máxima moral que pide un pueblo: con la PURA  VERDAD y  manifesté  que el pueblo Murui del Refugio, era un ejemplo del dialogo y la construcción desde la palabra, ya que cada noche de todos los días se reúnen para escuchar y hablar de la vida, les manifesté que son modelo en la construcción de la Paz, ya que el escenario de la palabra les permitía organizarse  desde el gobierno  o el territorio propio y que son un patrón un buen laboratorio de paz para Colombia.

De esta manera la solución política al conflicto, es el marco y la necesidad de la sociedad colombiana, donde el pueblo civil reclama a los actores en conflicto cese al fuego y al gobierno que atienda sin asistencialismo los Derechos Constitucionales, avalados por tratados internacionales y que permita garantizar, la libertad en todas sus dimensiones,  la salud, la libre opinión, el Derecho al culto, la democracia real, a la propiedad, la educación, que todas las victimas reales tengan derecho a la reparación integral,la sentencia T-025 de 2004, en especial que garantice el derecho de un ambiente sano,  el derecho fundamental y sagrado al agua.


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En este orden, Victor de Currea, PhD. Manifiesta “Que este país no es decente”, ya que en este territorio se ha incubado la injustica, podríamos apoyar esta teoría ya que aquí se miente por cada diente o se práctica evidentemente que en muchos escenarios la justicia se ha manchado a un de sangre de los propios hijos de la madre patria y la politiquería es el colchón de la adversidad de la Democracia.

Pero las lamentaciones y la violencia  de más de cinco décadas no han construido un nuevo escenario, entonces toca aprender del pueblo Murui donde el Abuelo Densen Guzmán manifestó que hay que construir y hablar sobre las cosas positivas, cosas agradables, sin olvidar la realidad de la vida, porque recordar las cosas malas y aun pensar en ellas genera espacios  y pensamientos negativos, que no dejan avanzar en las cosas humanas de un pueblo y se podría reafirmar que le pueblo colombiano desea conocer la Paz, ya que varias generaciones partieron al más halla lamentablemente sin conocer la paz de Colombia, esperamos saborear la mermelada de la verdadera Paz, donde el pueblo se comprometa a pintar la vida con la paz, a vivir la vida con dignidad y a erradicar la violencia de sus corazones y en especial a respetar las diferencias.

En este orden el rio Putumayo en cada rincón y en cada choza o familia  se habla de la firma de la Paz, este no es un tema desconocido para las comunidades campesinas, negras o indígenas. La pregunta enfocada a la realidad es ¿cuáles son los beneficios  directos de la paz para estos pueblos?  Cuando la mayoría de población se enmarca dentro de la cultura del extractivismo  y con una aculturación marcada del conflicto armado y los cultivos ilícitos, sabemos que esto no es un secreto de Estado, pero el fondo de este actual escenario con verdad propia podemos decir que ha sido el resultado por el mismo abandono del Estado en cumplir con sus deberes Constitucionales, donde sólo la presencia militar  ha marcado los corazones de los que viven por el rio Putumayo, aun desde el conflicto Colombo peruano.

Por lo tanto hablando de cosas coherentes y positivas, es posible y urgente atender los  deberes Constitucionales de estas poblaciones, se podría hacer un esfuerzo merecido y crear  la Universidad pública del Rio Putumayo, mujeres y hombres jóvenes tienen sed de educación superior, de prepararse para liderar el ritmo de la paz dentro de estos territorios que tanto le dan a Colombia, de este rio Putumayo miles de toneladas de peces han salido para Bogotá y otros canales de mercado, muchas de las puertas de las viviendas de Colombia pertenecen a las maderas del Putumayo, son pueblos interesados en aprender de la agricultura desde el fortalecimiento de las chagras, negocios verdes, etnoturismo y sellos verdes.Por lo tanto la educación superior debe estar vista desde un aporte a la deuda social a estas comunidades rivereñas y este estudio debe ser gratuito, y apoyando el sostenimiento de los estudiantes, en este proceso muchas instituciones educativas han creado los internados, los cuales han sido un apoyo importante para el fortalecimiento de la educación básica y primaria.


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De esta manera he observado en mi recorrido, que el río Putumayo posee un escenario a gran escala para desarrollar el ecoturismo o turismo de naturaleza, con un gran potencial de mitos, historias, presencia marcada de comunidades indígenas, peces a doquier, aves y fauna silvestre, porque no decir de un conocimiento científico de vivir la selva desde que el guagua (niño) empieza a gatear y se observa en su época senil aun luchando con el rio y la selva. De los nuevos proyectos productivos  que se lideren en este territorio debe tener un acompañamiento técnico que garantice a la aculturación de la actividad, hasta el mismo mercadeo de los productos, sino existe un auxilio para el trasporte un seguro de mercadeo estos productos no serían garantía para cambiar de cultura extractivita o cocalera, toda vez que las tecnologías avanzan sin freno por la selva de la llanura amazónica.

Finalmente con la última pincelada del proceso de Paz, nace la pregunta democrática de SI  o NO  a la Paz, es ahí donde esta estrategia divide a los polos opinión y estos se atrincheran para reafirmar su criterio personal el cual debe ser escuchado y respetado, ese es el inicio de los que queremos la paz, escuchar y respetar la opinión de los que no quieren la paz, de seguro tendrán argumentos válidos o equivocados, es mejor analizar con profundidad la coherencia de esta situación social normal. Pero es necesario  en este caso reconstruir la historia y el poder por las armas o por violencia no es garantía para que un pueblo viva libre, sería un pueblo sometido al poder de las armas  y  nuestra vida estaría endosada por la muerte de nuestros hermanos patriotas, historia vivida por todos los colombianos, que lamentablemente naturalizamos la violencia y la indiferencia como una forma de vida.

Por lo tanto Yo JAIME SILVIO LOPEZ FAJARDO, con cc. No 18.125.394 confirmo y reafirmo que quiero la paz para el Pueblo Putumayense y Colombia, perdono y no olvido todo lo que ha pasado a nuestros hermanos, hermanos colombianos. No puedo olvidar que personas indolentes  arañaron las entrañas de niños, indígenas, mujeres  y abuelas o abuelos que no pudieron escapar de la violencia y mancharon el territorio de Colombia con su sagrada sangre, aun tristemente en todo Colombia el mismo Estado genero los falsos positivos. Lamentablemente parece ser que  no puedo votar en este acto democrático por la paz, ya que me encuentro en el rio Putumayo  conociendo y escuchando a las comunidades del rio Putumayo y Amazonas. Pero como se lo reafirme en Puerto Leguizamo al Señor Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luis Gilberto Murillo Urrutia, seré un pionero por la Paz de Colombia y ayudare a las FARC y al Gobierno de Santos por la Paz de todas las colombianas y colombianos. ¡SI A LA PAZ! No más, No más,  muertes. Rechazo toda forma de violencia, aun de los que no respetan la opinión de los que no quieren la Paz.

 

 

1 de septiembre de 2016


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