Los juegos infaltables en la infancia de los colombianos

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juegosPor: @MACortesL

Diferentes generaciones de colombianos crecimos en medio de rondas, juegos y pasatiempos que marcaron nuestra época de niñez con los recuerdos más gratos y memorables junto a los primeros amigos de la cuadra y el colegio. Los recreos y las tardes libres en el parque del barrio eran los mejores momentos para pasarla bien.

Muchas veces, las reglas eran definidas por el que se consideraba el “dueño del juego”, aquel que decidía también quién podía jugar. Los turnos y los roles se definían con el conocido “zapatico cochinito” o con el tradicional “piedra, papel o tijera”.

A continuación, un viaje a través del tiempo para evocar aquellas épocas en los que sólo se necesitaban las ganas de divertirse sin mayores requisitos. Qué mejor que con el siguiente top de juegos tradicionales que no pueden faltar en nuestros recuerdos de infancia.


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El trompo

Una de las citas infaltables del recreo era reunirse para jugar trompo. Un objeto de forma de cónica en plástico o madera, que al ser envuelto y lanzado, con una pita delgada, empezaba a bailar sobre el suelo.

Una vez aprendida la técnica de lanzar, la tarea era perfeccionar diferentes trucos: ponerlo a girar sobre la mano, que bailara al revés o hacerlo volar. El secreto de un buen trompo ‘bailador’ estaba en la calidad de la pita.


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El yoyo

Dos discos gruesos de madera o plástico, unidos con un pequeño eje en el cual se envolvía un pedazo de pita para subir y bajar con el impulso de la mano, así era el yoyo. La destreza estaba en aprender diferentes maniobras entrecruzando la pita para hacer varias figuras.

Con el tiempo ha evolucionado con motivos de series animadas impresas en su caras e incorporando luces que cambian de color con el ‘sube y baja’.

La coca

Proveniente de la cultura Azteca, este artefacto se ha popularizado por toda Latinoamérica. Entre los colombianos es muy familiar jugar con un tallo enlazado a una bola que tiene que incrustarse allí. Aunque pareciera sencillo, requiere de bastante destreza y puntería. También se presta para diferentes trucos y jugadas. Cocas hay de todos los tamaños, colores y materiales.

Golosa

Uno de los más tradicionales en cada generación, también se conoce como «rayuela». Se trata de una especie de tablero con varias casillas dibujado con piedra o tiza sobre el piso. Se juega en grupo y el objetivo es lanzar una pequeña piedra, para luego irla a recoger, saltando cuadro por cuadro, sin pisar las líneas de división.

Yermis

Un juego grupal que combina diversión, velocidad y mucha destreza. Sólo se necesitaba una pelota liviana y algunas tapas metálicas de gaseosa. La misión consiste en poder armar y encarrillar las tapas sin dejarse ‘ponchar’ del equipo contrario.

Foto: colombiaenfotos.co

Yas

La rapidez es la clave aquí. El yaz se compone de una pequeña pelota y un grupo de fichas, hay que lanzar la bola e intentar atrapar la mayor cantidad de fichas antes de que vuelva a caer al piso. El yas se conseguía entre los obsequios tradicionales que se entregaban en las piñatas de cumpleaños de amigos o primos.

«Escondidas»

“Un, dos, tres por mí” y “salvo patria” son las frases más recordadas de este juego que no pierde vigencia. La habilidad de esconderse sin ser hallado para luego correr al sitio de conteo, era una de las mayores adrenalinas jugando a las “escondidas”.

«Congelados»

Correr incansablemente para no quedar quieto como una estatua de hielo era el objetivo de los “congelados”. Los más rápidos podían salvar a sus compañeros y continuar el juego. Había otra modalidad llamada “congelados bajo tierra”, en la cual para rescatar a los compañeros era necesario meterse por debajo de sus piernas.

Saltar lazo

Un buen trozo de soga o cuerda era suficiente para convocar un buen combo y saltar la cuerda en grupo y con diferentes velocidades.

Las canicas o ‘bolitas de piquis’

Las bien conocidas canicas o ‘bolitas de piquis’ eran una de las colecciones más preciadas de los niños y jóvenes, muchas se obtenían luego de intensos ‘duelos’ en la escuela o el colegio. En el juego se lanzan las canicas con la mayor puntería posible desde el suelo para poder conseguir unas cuantas al ser golpeadas.

La pirinola

Tiene sus orígenes como instrumento para las apuestas de los soldados de la antigua Roma. Se trata de un trompo de plástico o madera de diferentes caras con frases como “Pon 2”, “Toma 1”, “Toma 2”, Toma todo” y “Todos ponen”, así los jugadores se reúnen, cada uno con un número igual fichas y van siguiendo la dinámica de la cara que arroje la pirinola al ser girada.

«Stop»

Una de las formas más creativas para aprender ortografía y explorar nuevas palabras desde pequeños. El famoso “Stop” consistía en elegir una letra del abecedario y con esta decir, en el menor tiempo posible, un nombre, apellido, ciudad, cosa, color, animal y comida. Se jugaba en un cuadro dibujado en hojas de cuaderno, según cada palabra, se definían los puntajes y el ganador.

Triqui

La lógica matemática estaba inmersa en juegos como el “Triqui”, uno de los pasatiempos más comunes en espacios de ocio entre clases. Las hojas traseras de los cuadernos se llenaban con estos recuadros de 3 x 3. En cada partida se buscaba llenar espacios seguidos con una X o un círculo.

La olla

Se forma un círculo de varias personas jugando a pasar una pelota de lado a lado, el que la deje caer va directo a la “olla”, es decir al centro del grupo, donde a medida que va continuando el juego se les iba “ponchando” con el balón.

«Ponchados»

Las llamadas pelotas de “fuchi”, tejidas en crochet y rellenas de polietileno granulado, eran las propias para este juego en el que uno de los participantes empezaba a perseguir a los demás, lanzándoles la pelota. El que va siendo tocado por la bola, sale del juego.

Foto: http://juegostradicionalescami.blogspot.com.co/

«Rejo quemado»

Uno de los juegos con más emoción y adrenalina. Una vara, una correa o hasta un periódico envuelto se podían usar como ‘rejo’, este debía ser escondido por uno de los participantes para luego ser buscado por los demás jugadores. Quien sabía dónde estaba el escondite, debía indicarles qué tan cerca estaban de encontrarlo con palabras como “congelado”, “frío”, “tibio” o “caliente”.

Cuando el “rejo” era encontrado los demás participantes no tenían más opción que salir corriendo para no ser alcanzados por este.

Miguel Ángel Cortés

http://www.radionacional.co/noticia/cultura/los-juegos-infaltables-infancia-los-colombianos


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