Los interrogantes que generan las curules que piden las Farc

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image_content_24666712_20151108184652ElColombiano – La posibilidad de que los miembros de las Farc lleguen al Congreso y puedan legislar el destino del país, es la idea que más controversias ha desatado en la opinión pública colombiana desde que iniciaron los diálogos de La Habana. Sin embargo, eso mismo es lo que ahora reiteran los insurgentes, como una condición para dar el salto a la vida política.

Este fin de semana, los subversivos publicaron en su página de internet otro avance del documento “Diez propuestas mínimas para garantizar el fin del conflicto, la reconciliación nacional y la construcción de la paz estable y duradera”, un decálogo que desde el principio de las conversaciones han expuesto como su hoja de ruta para dejar las armas.

En esta oportunidad, enfatizaron en que para transformarse en un movimiento político, se requiere que el Estado garantice “plenos derechos para sus integrantes, incluida la asignación directa de curules en el Congreso de la República durante al menos dos periodos, así como en asambleas departamentales y concejos municipales en lugares de comprobada presencia e influencia, por igual número de periodos”.

Aunque el texto no precisa cuáles son esas áreas, por información del Ministerio de Defensa se sabe que las Farc tienen influencia histórica en varias localidades de los departamentos de Cauca, Caquetá, Putumayo, Nariño, Chocó, Guaviare, Tolima, Huila, Córdoba, Valle, Norte de Santander, Arauca y Antioquia, por citar los principales.


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El decálogo guerrillero también exige como condiciones, entre otras, la “protección constitucional frente a la extradición” de sus integrantes; desarrollo de economías asociativas y comunitarias; que la Justicia Especial para la Paz “sea consecuente con el reconocimiento de la rebelión y sus conexidades en el sentido más amplio” y cobije a los insurgentes condenados o en etapa de juzgamiento.

La generalidad con que se hacen estos planteamientos, deja algunas preguntas en el aire: ¿las curules serían al estilo de las circunscripciones especiales? ¿Habría votaciones internas en el partido de las Farc para escoger los representantes? ¿Se ampliaría el número de cupos en el Congreso/asamblea/concejo, o se reduciría para darle espacio a los guerrilleros? ¿La “protección constitucional” frente a la extradición implica reformar la Carta Magna, como en algún momento lo quiso el Cartel de Medellín? ¿Y el “reconocimiento de la rebelión y sus conexidades en el sentido más amplio”, quiere decir que el narcotráfico, el secuestro y la desaparición forzada, entre otros delitos, serán juzgados con menor severidad?

Polémica precedente

Llama la atención que las Farc revivan su solicitud de asignación directa de curules cuatro días después de que en la plenaria del Senado de la República se eliminara un inciso del proyecto de Acto Legislativo para la Paz, que facultaba al Presidente para incluir en la futura Comisión Legislativa para la Paz a “miembros no congresistas”.

Esta propuesta, defendida por la bancada del Gobierno en esa corporación pública, terminó hundiéndose porque se impusieron los argumentos de los opositores, quienes la consideraban un “mico” que facilitaría la repartición de curules a dedo para delegados de las Farc.


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También se cuestionó la poca legitimidad que tendrían los subversivos que llegaran al Congreso sin haber pasado por unas elecciones, como los demás parlamentarios, máxime cuando están inmersos en delitos de guerra y lesa humanidad.

De igual manera, del acto legislativo se eliminó un artículo que normatizaba la participación de los guerrilleros en política, el cual tendría una vigencia de tres años contados a partir de su aprobación. Las condiciones que estipulaba para la inclusión de los excombatientes en las lides políticas, eran que dejaran las armas, se reintegraran a la vida civil y cumplieran lo pactado en el Acuerdo Final de las negociaciones.

Tras lo debatido, se diluyó la posibilidad de que los rebeldes o sus representantes integraran la Comisión Legislativa para la Paz.

¿Monopolio o pluralidad?

Analizando la petición de las Farc, el docente y doctor en Administración Pública,Santiago Leyva Botero, señala que hay “una doble intención” que se debe diferenciar.

El primer factor es que aquellas zonas donde ha tenido presencia histórica esa guerrilla, en las que ahora piden asignación de escaños en asambleas y concejos, tienen un bajo número de habitantes y un índice de votación electoral relativamente escaso.

“Si el propósito es llevar el Estado a esos sitios abandonados, hay que buscar que tengan mayor intervención política en el Congreso, una voz representativa que movilice a los ministerios técnicos hacia allá”, comenta Leyva, destacando que ese puede ser un punto positivo de la proposición.

No obstante, acota el experto, “habría que preguntarse si eso se logra dándole el monopolio político de esas regiones a las Farc, en vez de dárselos a los territorios. Eso iría en contra de la idea que ha predicado el Gobierno, de construir pluralidad política en aquellos lugares”.

El segundo acuerdo firmado entre las delegaciones del Gobierno y las Farc, sobre la participación en política (06/11/13), habla de crear las condiciones para la aparición de nuevos partidos; de diseñar “circunscripciones transitorias especiales de paz” en regiones golpeadas por el conflicto, donde sus pobladores puedan elegir representantes a la Cámara; promover la participación y la transparencia en las elecciones; discutir un Estatuto para la Oposición; y romper el vínculo entre las armas y la política.

En ningún inciso (por lo menos del texto conocido) se especifica que los representantes de esos lugares tengan que ser de las Farc.

El senador Alfredo Rangel, del partido Centro Democrático, afirma que la participación en política de esa agrupación se puede contemplar siempre y cuando haya desmovilización, entrega total de las armas “y se tenga como condición que ninguno de sus aspirantes esté implicado en delitos de lesa humanidad o actos atroces. Esa es la línea roja que el país no debe permitir que se traspase, porque hay criminales que no son dignos de ocupar cargos en esas corporaciones”.

Armando Benedetti, senador del Partido de la U., declara: “recordemos que ellos al principio casi que despreciaban las curules en el Congreso, ese anuncio de las Farc significa que quieren hacer política y no la guerra, una prueba más de que esta negociación va a ser pronto y duradera”.

Añade que no ve procedente aumentar el número de curules, “pero se podría pensar en una circunscripción especial”. Sobre el riesgo de monopolización de las Farc en las regiones conflictivas, opina que “ocurriría todo lo contrario, porque si se reconoce que allá ha faltado el Estado, con mayor razón el Gobierno irá a esas zonas. Esta es una buena noticia, creo que en su cabeza las Farc ya firmaron la paz”.

Fuente : http://www.elcolombiano.com/los-interrogantes-que-generan-las-curules-que-piden-las-farc-JL3085957


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