Ecología y celebración religiosa

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image001Por: John Montilla

«No vamos a destruir la naturaleza para honrar a Dios sino que la vamos a conservar.»

En esta época de reflexión y celebración religiosa para los cristianos, la mejor forma que acercarse a Dios es a través del cuidado y protección de su obra; es decir hacerse cargo de la conservación y preservación de las maravillas que nuestro mundo nos ofrece. De ahí que paulatinamente se viene entendiendo que la celebración de la Semana Santa puede ser religiosa y ecológica.

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Concretamente hacemos énfasis en la celebración del tradicional Domingo de Ramos, cuando cientos de palmas y otras plantas son cortadas y usadas en la ceremonia. Afortunadamente en el país se viene creando una conciencia “verde” en este sentido y se vienen desarrollando campañas como “Reconcíliate con la naturaleza” con la cual se busca proteger las especies naturales que más sufren durante este periodo.

Hace un par de años en Villavicencio, El sacerdote William de Jesús Gil Corrales, párroco de la catedral de localidad, dijo que el Domingo de Ramos es la ocasión para bendecir las plantas y no deteriorar la naturaleza, puntualizó :»No la vamos a destruir para honrar a Dios sino que al contrario, la vamos a conservar.»

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De ahí que diversas instituciones en nuestra región no han sido ajenas al asunto, y también han lanzado su mensaje tendiente a sembrar conciencia en las personas sobre el daño que se causa a nuestra naturaleza con una celebración no correcta y el corte indiscriminado de los ramos de palma. Por eso, se recalca que junto al fervor religioso también se le dé un cuidado prioritario al medio ambiente.


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Es por eso, que dentro de la celebración de la ceremonia religiosa del domingo de ramos, ya no es extraño que se entreguen docenas de árboles a los asistentes para ser sembrados; esto como forma de paliar el daño causado y a su vez de crear una verdadera conciencia ecológica. La idea no es acabar con la tradición pero sí mitigar el impacto ambiental. Igualmente cada vez es más frecuente que muchos devotos lleven consigo sus más bellas plantas ornamentales, las cuales retornan bendecidas y sanas a casa.

En conclusión, además de bendecir los ramos, se pretende que la comunidad tome una actitud de protección al medio ambiente y a su vez adopte una planta, para que de esta forma, tanto las personas y la naturaleza vivan una Semana Santa en paz.

John Montilla: Texto y Fotografías


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