Antonia Agreda: ‘Bogotá es como un cóndor volando’

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Elespectador.com –

Del Valle de Sibundoy a la academia bogotana

Es la primera mujer indígena con estudios de doctorado en el país y se desempeña como decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia.

Antonia Agreda el yagé está vinculado a rituales sagrados y no debería ser consumido en otro contexto distinto, como en las ciudades.

¿Por qué nació en Bogotá?


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Hacia 1950 muchos ingas del Valle de Sibundoy, Putumayo, comenzaron a migrar hacia centros urbanos debido a la expropiación histórica. Mis padres fueron de los primeros migrantes que llegaron a la capital.

¿Cuál es el mayor objetivo de la etnoeducación?

Garantizar una educación más acorde con la realidad cultural y lingüística de los grupos étnicos del país. Es el avance en la construcción de nuevos conocimiento basados en el diálogo de saberes.

¿Cuál es la mayor amenaza para las comunidades indígenas?


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El modelo de desarrollo que se impone.

¿Qué tal están los derechos de la mujer indígena?

En el país es necesario que las mujeres indígenas trabajemos para ser más autónomas y así lograr más espacios de participación dentro de organizaciones indígenas y del Estado colombiano.

Usted visita constantemente el Putumayo, ¿qué se trae de sus viajes para Bogotá?

El Putumayo es el patio de mi casa, del Valle de Sibundoy siempre traigo las plantas medicinales, artesanías y comida.

¿Qué les tendríamos que aprender los demás colombianos a los indígenas?

Ser más cercanos a la naturaleza, protegerla y respetarla porque es nuestra hermana de vida.

¿Cuál es su mayor reto como decana de la Facultad de Educación de la UNAD?

Contribuir en la formación de colombianos con una nueva ética, un maestro transformador, no educador tradicional, maestro intercultural, lector de todas las realidades existentes.

¿Qué extraña de su comunidad?

La tranquilidad y el equilibrio.

¿Cómo es recibido en su comunidad el hecho de que usted sea la primera indígena doctora en Colombia?

Mi logro es un paso histórico, es la motivación para que otros también avancen en su formación.

Un recuerdo de su llegada a Bogotá.

Muchas personas y carros.

¿Qué tan poderosa puede ser la medicina ancestral?

La medicina ancestral tiene varios niveles, su poder está en la gran posibilidad que tiene en la armonización del cuerpo, la mente y el espíritu.

¿Cuál es el mayor principio de la comunidad inga?

Son tres principios: Ama Lluyay (‘no mentirás’), Ama Sisay (‘no robarás’), Ama quillay (‘no serás perezoso’).

Usted estudió literatura, ¿cuál libro le cambió la vida?

Cuando leí La metamorfosis, de Franz Kafka, comprendí que el miedo es parte del ser y para manejarlo es necesario el equilibrio y la fuerza interna.

¿A cuál escritora admira?

Gabriela Mistral, que fue la primera mujer latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1945.

¿Con qué elemento de la naturaleza o animal relaciona a Bogotá?

Con un cóndor volando.

La mejor manera de enseñar.

Enseñar en la práctica.

¿Y la mejor manera de aprender?

La observación.

¿Le gustaría estar en un cargo de elección popular en el país?

Algún día, cuando haya prestado mis servicios a mi universidad.

La palabra más hermosa del quechua.

Suma kausay: ‘una vida mejor’. Su significado implica también el respeto.

¿A quién le debe lo que sabe?

A mi madre, no hay duda.

¿Qué tanto le cree al presidente actual?

Lo siento respetuoso y cumplidor de la palabra que dio a los mamos de la Sierra cuando recibió el cargo de presidente de los colombianos. Quiere a los indígenas.

Su mejor experiencia espiritual.

Dos momentos: cuando inicié en el Putumayo con mi Taita Mayor cofán la toma de yagé y cuando conocí la historia mexicana de la Virgen de Guadalupe.

Foto: Oscar Pérez


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