Alerta nacional por invasión del caracol africano

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Lo que comenzó como una amenaza local en los Llanos Orientales, se ha vuelto un problema nacional. El caracol ya está en 11 municipios de ocho departamentos, algunos de ellos con gran vocación agrícola: Puerto Asís y Mocoa (Putumayo), Villavicencio (Meta), Purificación (Tolima), Mitú (Vaupés), Yopal y Paz de Ariporo (Casanare), Santa María (Boyacá), Tame (Arauca), al igual que en Buenaventura y Cali (Valle).

A simple vista es un simple caracol, lento e inofensivo, hasta podría calificarse como tierno. Pero el molusco, gigante para el promedio de sus congéneres, se está volviendo una amenaza nacional, no sólo ambiental y agrícola, sino incluso para la salud pública.

Se trata del caracol africano (Achatina fulica), que llegó al país desde Kenia, Mozambique y Tanzania, al parecer, en un intento de algunos comerciantes del sur del país por hacer negocio con su baba y su carne. Sin embargo, ahora se está convirtiendo en una de las especies más peligrosas para el país y está dentro de las 100 más riesgosas del mundo, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn).


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Desde el punto de vista ambiental es una especie invasora que desplaza a otras y destruye ecosistemas. Para los agricultores es una plaga que destruye cultivos. Y para toda la población, un animal que pone en riesgo la salud, porque aunque no es venenoso, es portador de un parásito que causa dolores abdominales y meningitis, una dolencia potencialmente mortal.

Cuando el caracol contamina alimentos que son consumidos sin lavar, la persona se expone a que dicho parásito migre dentro de su cuerpo. Cuando eso ocurre pueden producirse irritaciones directas e indirectas que inflamarían las membranas (meninges) que cubren el sistema nervioso.

Otra forma de contagio es ingiriendo la carne del caracol luego de una mala preparación o llevando su mucosidad a los ojos, la nariz o la boca, después de tocarlos.

Aunque el Ministerio de la Protección Social no ha confirmado la muerte de alguna persona en Colombia por haber tenido contacto con el caracol -reporte que ha sido confrontado con el Instituto Nacional de Salud, según lo informó Arturo Díaz, coordinador del grupo de Salud Ambiental de este ministerio- el país sigue en alerta.


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Precisamente en una zona del sur de esta capital, hace pocos días las autoridades encontraron 30 caracoles. Al poco tiempo, habitantes del norte reportaron otro. Y es que el caracol es muy resistente. Puede vivir en zonas urbanas o rurales, en condiciones climáticas extremas y se reproduce a gran velocidad, ya que pone entre 30 y 300 huevos que arrojan crías en 20 días, sin que muchos de ellos se pierdan.

Su presencia ya puso al Gobierno en alerta, que diseñó un Plan Nacional para su control en el que intervienen los ministerios de Ambiente, Protección Social y de Agricultura, y que dicta las reglas para frenar su avance. Entre esas, anunció el Minambiente, se prohibió su cultivo, incluso en cautiverio, y se diseñó un plan de manejo de fronteras para verificar el transporte de ejemplares de la especie entre departamentos.

Igualmente, esta cartera ya redactó un protocolo para su destrucción, que debe ser aplicado por las CAR y divulgado entre la población. Si alguna persona encuentra alguno, deberá abstenerse de manipularlo. Lo mejor es buscar ayuda para que sea incinerado. O escribir al correo riesgocaracol@minambiente.gov.co

En el país viven un centenar de especies peligrosas

Las especies invasoras son animales extranjeros salidos de control. Causan daño porque desplazan a las especies nativas. No tienen depredadores, por haber crecido fuera del hábitat en el que han instalado.

Los institutos Humboldt, Invemar y Sinchi, y Francisco de Paula Gutiérrez, de la U. Jorge Tadeo Lozano, acaban de publicar el Análisis de Riesgo de las Especies Introducidas para Colombia, que además sugiere una metodología para su categorización.

Allí se indica que, como el caracol africano, en el país hay otras 581 especies invasoras entre plantas, peces y vertebrados, de las cuales 112 son de alto riesgo, explicó Maria Piedad Baptiste, bióloga del I. Humboldt (en esa lista no figuran artrópodos, virus u hongos). Además, son la segunda causa de pérdida de recursos biológicos, después de la deforestación.

Un 90 por ciento de ellas fueron traídas del exterior con fines económicos. Como las mojarras, también llamadas tilapias, que han desplazado a los bocachicos del río Magdalena. Uno conocido recientemente es el pez león, un animal venenoso que se instaló en los arrecifes del Caribe.

Una de las más agresivas es una planta: el retamo espinoso, que ha invadido zonas de subpáramo, y otra muy peligrosa es la rana toro, que acaba con arácnidos, tortugas y aves.

Javier Silva Herrera
Redacción Vida de Hoy
ElTiempo.com.co


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