Contra la comunicación antisocial de las campañas políticas

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Para nadie es desconocido que éste año es un año de intensa actividad política y que en el mes de octubre se realizarán las elecciones para gobernación, asamblea departamental, alcaldías y concejos municipales. El año ha comenzado y con él las campañas de los diferentes aspirantes a cargos de elección popular. Lamentablemente, también se ha iniciado una virulenta campaña de “comunicación antisocial”.

Por los comentarios que se pueden leer en las diversas páginas de internet, éste año no estará exento de los ponzoñosos escritos de resentidos que se esconden detrás de supuestos nombres para vaciar y salpicar a candidatos, seguidores y colaboradores, con la descompuesta pus que envenena su corazón, su alma y su espíritu. De igual manera, no faltan los pasquines o escritos anónimos que comienzan a aparecer.

Lo peor de todo es que éste tipo de comunicación antisocial parece alimentar el odio y el resentimiento que esconden cuidadosamente muchos de nuestros conciudadanos que se gozan con el sufrimiento y el dolor ajeno que producen en los candidatos y familiares. A éste tipo de personas un reconocido autor norteamericano les llama “hostiles encubiertos” porque mientras sonríen y saludan con la mano derecha, con la mano izquierda sujetan y esconden el puñal con el que asestan mortales puñaladas.

De su corazón carcomido por la envidia, el odio y el resentimiento, así como de su mente trastornada, solo pueden salir insultos, improperios, acusaciones, señalamientos, amenazas, predicciones, confidencias e infidencias, con lo que demuestran el escaso cultivo del conocimiento y la carencia de afinamiento del intelecto propio del ser humano. Su incapacidad y cobardía les impide participar abierta y activamente con propuestas en los procesos políticos, son incapaces de encarar debates y discusiones serias, fundamentados, responsables. Su agresión verbal es igual a la del “macho-man” que lo único que puede hacer es agredir físicamente a sus contendores, o al que derrotado en una discusión recurre a los puñetazos. Este tipo de personajes los hay en todos los partidos y corrientes políticas, así como en todos los estratos sociales.


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Tenemos que comenzar a superar esta situación, para ello debemos promover los debates conceptuales, centrar la discusión en las propuestas y no en las personas. Si no estamos de acuerdo con Y o X candidato, hagámoslo argumentando el porque, dando a conocer nuestra identidad, siendo honestos y valientes. Si tenemos conocimiento de que tal o cual candidato cometió un delito, denunciémoslo ante las instancias correspondientes que constitucional y legalmente son las llamadas a juzgar y a condenar, nada sacamos con difamar por difamar o por dañar la imagen de un candidato. Por otro lado, los chismes y los lleve y traiga quedaron para gente sin oficio.

Para finalizar, conviene sugerir a los candidatos que se reúnan para trazar las reglas que permitan y promuevan el desarrollo de unas campañas limpias ya que finalmente ellos tienen la autoridad y el prestigio suficiente para sugerir, a sus seguidores y amigos, el uso de una “comunicación social” eminentemente constructiva y propositiva.

Jaime Armando Erazo Villota
Buenos Aires, 18 de febrero de 2011


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